Cada año en el mes de septiembre se conmemora el Día del Inmigrante con una serie de actividades gastronómicas y culturales que son acompañadas por gran parte de la población de la ciudad e incluso de otras localidades vecinas. Un detalle importante que nos brinda pistas de dónde provenimos y de la idiosincrasia que tenemos. Gran parte de los comodorenses venimos de otros lugares, del sur o del norte, de tierra adentro, del otro lado del Atlántico o de la cordillera.
Desde 1989, la Feria de Comunidades Extranjeras de Comodoro Rivadavia se revela como el evento turístico cultural más importante del año, ya que congrega varios miles de personas que asisten para deleitarse con las danzas y las comidas. La comida no es sólo un alimento material imprescindible sino también un signo de identidad, una posibilidad de adaptación, una señal de nivel social, económico y cultural; de pertenencia a determinada sociedad, grupo humano, religión, una participación en la historia de un pueblo, un gesto de amistad y de amor sin contar con los valores simbólicos que puede contener cada alimento. Es decir, un universo que supera ampliamente la idea de gastronomía. En el arte de preparar una buena mesa, la comida constituye uno de los elementos esenciales. Diversas recetas traídas por los inmigrantes en su viaje a la Patagonia Argentina hoy son recreadas y vendidas a los turistas locales como símbolo de las más diversas identidades que son mostradas en la Feria de Comunidades Extranjeras.
Los visitantes pueden elegir diferentes platos: sublakis de los griegos, la paella de los andaluces, la cazuela de mariscos de los portugueses, las empanadas chilenas y bolivianas, la pasta y las pizzas de los italianos, los berenilks de los ex soviéticos, la sopa paraguaya, la fabada de los asturianos, el chucrut de polacos y alemanes y platos dulces como las tortas polacas, strudel de los alemanes, tarta de crema de los croatas, masitas de almendra de los portugueses, plum pudding de los irlandoescoceses y bebidas para todos los gustos. Las mujeres son quienes tienen a cargo la selección de comidas que se van a preparar y a vender allí, la ornamentación de los stands y la selección de los trajes.
Las danzas constituyen un valioso espectáculo turístico en el cual la puesta en escena de los trajes y ritmos forma parte del reacomodo de los migrantes a la nueva sociedad e incluso permiten superar ciertas tensiones tratando de combinar trajes de una región con ritmos de la otra reforzando elementos que contribuyen al fortalecimiento de las identidades nacionales.
Indudablemente más que las danzas, han sido las comidas de nuestros abuelos las que nos acompañan en nuestros hogares. Las recetas de la abuela, los postres de mamá y los que hacemos con nuestros recuerdos de la niñez.
Por Graciela Ciselli en el libro “Comodoro ciudad de oro”