Mi nombre es Aníbal Yuchak, tengo 73 años y desde hace 35 mi actividad laboral está centrada en la corrección y colaboración en la edición de textos de todo tipo (educativos, publicitarios, jurídicos, científicos, periodísticos y un largo etcétera).
Desde mi hogar paterno soy un ávido lector de todo lo que cae en mis manos. Mi padre apenas había terminado el primer año de la secundaria, pero fue un autodidacta: la casa estaba llena de libros y revistas, en español y en inglés especialmente. Yo solía leerle el diario mientras se preparaba para ir a su trabajo.
Cuando digo que mi profesión consiste en colaborar en la edición, quiero significar que la tarea no es simplemente detectar y enmendar los posibles errores de tipeo, ortográficos, sintácticos o de desgrabación presentes casi inevitablemente en cualquier escrito de primera mano –función elemental e imprescindible de un corrector–, sino tratar de interpretar lo que el autor quiere decir y que quede expresado con claridad, evitar las repeticiones, las redundancias, siempre teniendo en cuenta el público al que va dirigido el texto
Pero además siempre me interesó chequear minuciosamente los datos que contienen los escritos, su concordancia y coherencia interna, etcétera. Esto me trajo más de una vez discusiones especialmente con otros colegas, que afirmaban que ésa no es nuestra tarea, que los contenidos son responsabilidad exclusiva del autor, el editor o el jefe de Redacción. Nunca acepté esa idea. Siempre consideré que mi función es colaborar con la calidad del texto desde todos los aspectos a mi alcance.
EL INICIO EN LA PROFESIÓN
Mis comienzos en la profesión podría situarlos en los años 80’, cuando me desempeñaba como impresor de fotoduplicación y detectaba los errores que a veces cometían los tipógrafos (estoy hablando de la tecnología que se usaba entonces, previa a la introducción de la computación). En forma profesional me inicié en el histórico DIARIO LA PRENSA, de Buenos Aires, recomendado por un amigo que me transmitió los secretos técnicos del oficio.
Después de LA PRENSA pasé por distintas redacciones, entre las cuales puedo destacar el DIARIO CRÓNICA, la EDITORIAL PERFIL, EDICIONES LA URRACA –cuya publicación emblemática era la REVISTA HUMOR– y EDITORIAL ATLÁNTIDA –desde 2004 hasta mi jubilación en 2021– donde pasé por casi todas sus publicaciones, pero especialmente por las revistas GENTE, BILLIKEN Y LA VALIJITA. También trabajé en modalidad free lance para numerosas editoriales de libros y revistas, autores individuales, talleres de diseño gráfico, etcétera.
REVISTA BILLIKEN
Respecto de mi experiencia en Billiken, había que prestar muy especial atención, al ser una publicación con inserción en el ámbito escolar. Allí me “metía” bastante en los contenidos, cosa que a veces era bien vista y a veces “molestaba”, tanto a algunos redactores –especialmente a los externos, que no estaban en el día a día de la revista– como a la directora. Escuché alguna vez decir que la rigurosidad de los datos que se daban, o aun la concordancia de los textos y epígrafes con las imágenes no importaban, total es “para chicos”, es “didáctico”… Creo que esto no necesita comentarios. Nunca renuncié ni renunciaré a mi forma de trabajar: lo que está mal, está mal; la responsabilidad final es de quien firma la nota.
En algún momento de ese largo período la licenciada Paula Trucco –en el año 2017– vio mi nombre en el staff de La Valijita (publicación mensual para el nivel preescolar donde jamás tuve esos cuestionamientos, sino todo lo contrario) y se contactó conmigo para la corrección de la publicación comodorense LAHOJA. Paula quedó muy conforme con mi trabajo y comenzó a enviarme mensualmente las notas, dándome vía libre para “meter mano” en todo lo que incumbiera a mi tarea. Este vínculo laboral se extendió por varios años y se continuó en la publicación COMO ARTISTA, especializada en la vida y las actividades de personas de distintas disciplinas artísticas radicadas en Comodoro Rivadavia. También me confió la corrección de un libro de un motociclista que recorrió diversos sitios patagónicos, tarea que me resultó especialmente grata porque “viajé” con él.
Respecto de mi labor de estos años con LAHOJA y COMO ARTISTA, puedo decir que me permitió acceder a diversos aspectos de la vida y la geografía de esa ciudad patagónica (que espero visitar alguna vez) de una manera muy vívida. Es de los trabajos que gratifican mi profesión, que muchas veces (más de las deseables) suele ser tediosa y monótona.
CONSEJOS PARA QUIENES SE INICIAN EN LA REDACCIÓN
En primer lugar, todo depende del tipo de texto, el objetivo que persigue su publicación, el formato y el público al que va dirigido. Pero como “regla” (si así se le puede llamar), prefiero los textos de oraciones no muy largas ni con muchas subordinadas, sin repeticiones ni redundancias. No emplear cincuenta palabras, con comas, aclaraciones innecesarias, pronombres, conjunciones, para expresar algo que se puede decir en diez, quince, veinte palabras. No abusar de la adjetivación: un sustantivo preciso y bien elegido dice más que todos los “adornos” que se le puedan colocar.
Respecto del estilo, cada redactor debe encontrar el suyo, y el corrector debe respetarlo siempre que sea posible.
Aníbal Yuchak
yuchak@yahoo.com
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