Aunque parezca mentira, durante 20 años -1950 a 1970- en plena avenida Rivadavia hubo baños públicos para quienes no contaban con los mismos en sus hogares o quienes estaban de paso. Allí, los vecinos podían, incluso, ducharse, ya que contaban con agua fría y caliente y servicio de toallas. De a poco, las comodidades fueron llegando y hoy no se concibe una casa sin baño, pero no está de más recordarlo para valorar lo que tenemos, gracias a los avances que fueron concretándose en nuestra querida ciudad.
Allá por los años 50 no era muy frecuente tener servicio de agua corriente en algunos barrios de la ciudad, y si se contaba con baño, seguramente sería compartido, y casi seguro que estaba retirado de la casa. La solución fue muy simple: por disposición municipal, se comenzó la construcción de los primeros y únicos baños públicos que funcionaron en la ciudad, ubicados en lo que es hoy la avenida Rivadavia, casi llegando a la parte más elevada, para un fácil acceso de la gente en los barrios altos.
Fue una obra complicada de realizar, por lo duro del relieve y la dificultad de llevar materiales hasta esa zona, pero no tardó mucho en concretarse. Su funcionamiento fue un éxito y la concurrencia de los ciudadanos era cotidiana.
En su interior atendía un empleado que recibía a los eventuales usuarios. Los baños contaban, además, con servicio de duchas de agua fría y caliente, y en el acceso -según el uso- se hacía entrega de toallas que se usaban y se devolvían al salir. Era un servicio gratuito y, si uno quería, podía dejar alguna “propina”.
Con el correr de los años, los avances se hicieron presentes: el servicio de agua corriente se concretó y las redes de cloacas comenzaron a llegar a los barrios altos. Era un hecho que las comodidades llegaban para todos; tal es así que los baños públicos empezaron a quedar en el recuerdo y aquellas familias que habían hecho uso de tan valioso servicio ya tenían su baño propio.
Allá por la década del 70, finalmente cerraron sus puertas al público, cerrando también parte de la historia de un Comodoro Rivadavia surgente.
En las instalaciones de los baños públicos hoy está ubicado el Museo Regional Patagónico profesor Antonio Garcés. El mismo fue fundado en 1948, durante la gobernación militar, en un acto mediante el cual el profesor de ese nombre donó la colección arqueológica que recolectó a lo largo de su carrera por distintos lugares de nuestra extensa Patagonia. El museo alberga gran parte de historia regional, como así también piezas arqueológicas de importante valor.
El tiempo pasó pero no se puede negar que más de un ciudadano de Comodoro todavía se ubica en la avenida Rivadavia por los baños públicos.
Foto de entrada: Edificio Ex-baños públicos, Archivo Histórico Municipal
LAHOJA N°49, MAYO 2011.