Cada barrio es único

“Viejo barrio / perdoná si al evocarte/ se me pianta un lagrimón / que al rodar en tu empedrao / es un beso prolongao / que te da mi corazón”. Estos versos, inmortalizados por Carlos Gardel en “Melodía de arrabal” allá por la década del 30’, conservan para muchos un fuerte significado. Representan un sentimiento único y original –guardado en momentos, historias y personajes–, que no se limita a Buenos Aires. Nuestro Comodoro también se caracteriza por sus barriadas, que generan una identidad propia.

Entre mar y mesetas, el paisaje de Comodoro tiene como protagonista al Cerro Chenque, que no es sólo una belleza natural: también funciona como punto divisorio de dos grandes áreas: los barrios de Zona Sur y los de Zona Norte, cada uno con sus particularidades.

La ciudad nació íntegramente portuaria. Luego, con el descubrimiento del petróleo en 1907, empezaron a establecerse en la Zona Norte los campamentos que alojaban a los trabajadores de las empresas petrolíferas. El casco céntrico era mínimo y la Zona Sur estaba casi deshabitada. De esta manera, se podía reconocer un territorio urbano disperso y fragmentado.

La historia de ese desarrollo se refleja hasta el día de hoy en nuestro “idioma comodorense”. En efecto, ¿por qué llamamos “Kilómetros” a los barrios de Zona Norte? La Estación Central del Ferrocarril – edificio donde funciona actualmente el Museo Ferroportuario– marcaba el Kilómetro Cero, ya que allí se iniciaba el recorrido del ramal Comodoro Rivadavia-Sarmiento. Las siguientes paradas eran en la Zona Norte. Esa es la explicación. El progresivo poblamiento de la Zona Sur es posterior.

Asimismo, el concepto de distancia también persiste en nuestro modo de hablar. Hasta el día de hoy se escucha el tradicional dicho de aquellos habitantes de los barrios más alejados de Zona Norte –“vamos a Comodoro”–, mientras que en Zona Sur dicen “vamos al Centro”.

Vale recalcar que los barrios, sean de la ciudad que sean, poseen características innatas. Tienen sus propias plazas, bulevares, clubes deportivos, escuelas y asociaciones vecinales. Estas características son las que hacen a un barrio único y diferente a otro, creando el sentido de pertenencia y la identidad propia de sus habitantes.

Los barrios alejados –como Astra y Diadema–, que se distinguen por la semejanza a una vida de campo, crean un amor especial en sus vecinos. Además, cierta nostalgia en aquellos que pasaron su infancia allí y que por alguna razón debieron irse. Siempre queda intacta en ellos la fantasía de volver a vivir en su barrio tan querido, y nunca dejan de reconocerse como parte de él.

Este amor de barrio inspira a muchos artistas. Así como Le Pera y Battistella le dedicaron su poesía, y Gardel su música y su voz inigualable, el artista plástico comodorense Cesar Barrientos refleja en sus obras la esencia de nuestros barrios. La noche, los colores, las luces, el viento, los perros, los gatos y la gente paseando en las calles de tierra definen sus creaciones.

En resumen, el barrio es visto como un espacio de tradiciones culturales. De alguna manera logró escaparle al avance de la modernidad y la globalización. Tiene el poder de crear ese orgullo de pertenencia en los vecinos. ¿Vos ya identificaste las características de tu barrio? ¿Qué lo hace único?

Por Marina Aguila.