Comodoro tiene la primera silla anfibia

El 14 de diciembre de 2006 se sancionó la Ley de Educación Nacional (Nº 26.206), que trajo consigo diversos cambios en los programas curriculares y materias nuevas con dinámicas diferentes a las existentes. Uno de esos espacios curriculares que generaba mayores incógnitas a los docentes se denomina “Proyecto Solidario” el cual se ubica en el 5to año del nivel secundario. Este espacio tiene como objetivo que “los alumnos realicen actividades de  voluntariado juvenil y proyectos educativos solidarios para cooperar en el desarrollo comunitario, como asimismo, que las instituciones educativas mantengan vínculos regulares y sistemáticos con el medio local, desarrollando actividades de extensión, tales como las acciones de aprendizaje-servicio, promoviendo la creación de redes que fortalezcan la cohesión comunitaria e intervengan frente a la diversidad de situaciones que presenten los/as alumnos/as y sus familias”.

El objetivo es claro, pero nada fácil. Es una tarea que implica abrir los ojos y acercarse a la comunidad, no solo mediante un texto o un concepto, sino con el cuerpo. Daniela González es docente de la Escuela nº 798 y durante este año estuvo a cargo del espacio curricular Proyecto Solidario, junto a 45 alumnos de la modalidad Economía y Gestión de las Organizaciones. “La idea fue realizar un proyecto solidario que perdure en el tiempo y que pueda ser usado por personas con discapacidad, por eso nos pusimos una meta clara, comprar una silla anfibia para Comodoro Rivadavia” cuenta Daniela muy emocionada por la tarea realizada.

 

Un eje, la inclusión

Daniela Gonzalez (docente del espacio curricular Proyecto Solidario) recibe la silla anfibia.
Durante los primeros meses del año estuvieron trabajando con el eje inclusión, por lo que llegaron a una nota periodística de archivo que planteaba que la ciudad no contaba con una silla anfibia, aunque en la ciudad hay muchas personas con discapacidad motriz o movilidad reducida. “Ahí nos dimos cuenta que hay muchas personas en esta situación y que no pueden disfrutar del mar durante el verano. Entonces surgió la idea” expresa la docente. Así fue como Daniela y su grupo de estudiantes comenzaron a averiguar dónde se conseguía la silla, cuál era el valor y como se la debía transportar.

 

Las sillas de ruedas anfibias permiten que las personas con movilidad reducida o total, puedan disfrutar del agua en el mar, lagos o ríos. Están diseñadas no sólo para entrar en el agua, sino para desplazarse por la arena, dado que sus ruedas grandes permiten moverse por terrenos difíciles de arena seca y mojada. Las sillas son sumergibles, resistentes al mar y al agua de la piscina. Deben ingresar acompañados de un adulto pero no se pierden del disfrute del verano, en Comodoro Rivadavia eso significa, disfrutar de las olas del mar. Detrás de esta objetivo Daniela y sus estudiantes se pusieron en contacto con Gustavo de Ángelo, un fabricante de sillas anfibias de Punta Alta “Gustavo es discapacitado, le falta una de sus piernas, él fabrica las sillas, las vende y las entrega.  Cuando le preguntamos nos dijo que el valor de la silla era de $48.000, pero al enterarse del proyecto la dejó a $40.000”.

¡Manos a la obra!

Othar Macharashvili (Ente Autárquico Comodoro Deportes) junto a Daniela y sus alumnos en la muestra de la escuela Nº 798.

Para recaudar el dinero Daniela y sus alumnos realizaron tres eventos, el primero fue un bono contribución que vendieron durante junio, el segundo una Master Class de Zumba que realizaron el 9 de septiembre en la Escuela Nº 32 y el tercero un Mate Bingo a fines de octubre. “Recaudamos 31mil pesos y el resto lo donó Othar Macharashvili, desde el Ente Comodoro Deportes. El martes 19 hicimos la entrega al puesto de Guardavidas de la Costanera donde quedará para que todas las personas que la necesiten puedan utilizarla”, expone la docente.

Daniela afirma que al principio fue difícil la tarea con los alumnos, porque se veían desgastados, pero a medida que conocieron la problemática se dieron cuenta que en la ciudad habían personas que realmente la necesitaban, para ello la docente invitó a distintas organizaciones que trabajan o nuclean a personas con discapacidad como Fundación Crecer. “Nos comentaron qué tipo de características tienen las personas que se acercan a las instituciones y qué ayuda pueden recibir. Así los chicos se acercaron a la problemática, investigaron e hicieron entrevistas” explica la docente a La Hoja, que a su vez agradece a toda la comunidad que participó de las actividades y colaboró con obsequios y regalos para los eventos como el Mate Bingo.

Mientras muestra las fotografías del día en que entregaron la silla, Daniela afirma que mucha gente se enteró del proyecto y se sumó a colaborar, como Lorena y Maira, quienes dieron la clase de zumba o Leandro, quien fue el locutor del Mate Bingo y lo hizo ad honoren. Comodoro guarda entre sus mayores tesoros el valor de la solidaridad que se suma las actividades comunitarias, donde solamente hace falta contagiar con una sonrisa como la de Daniela, que se multiplica en las de sus alumnos, con una energía renovadora e intensa.

 

Desde el martes 19 la silla permanece en el puesto de Guardavidas de la costanera y ya fue utilizada por comodorenses. Para utilizarla se debe dejar nombre y apellido y número de DNI. “Los guardavidas que estén a cargo del puesto son los encargados de entregar la silla a quien la requiera, al mismo tiempo la recibirán y controlarán que esté en las mismas condiciones que fue entregada. Se presta y se devuelve. La idea es  que se quede en el puesto de guardavidas de la costanera, porque es el acceso común que tenemos los comodorenses a la costa” afirmó la docente.

“Todos podemos ayudar no importa la edad que tengas”

Cada año el proyecto solidario cambia, se construye en base a los intereses de los alumnos y los temas que quieran abordar. Sin embargo este año Daniela tenía una meta clara: que pese a la edad de los alumnos, ellos se den cuenta que pueden ayudar. “Siempre pueden ayudar, desde donde estén, pero pueden hacerlo. Que vean que hay condiciones en las que hay determinadas personas que necesitan ayuda y a veces, nosotros quedándonos en casa, no vamos a conseguir nada. Pero si nos empezamos a mover, podemos hacer grandes cambios para la ciudad. Cuando llegó la silla, ellos se pusieron muy contentos, estaban felices e hicieron una muestra anual para mostrarle al colegio el trabajo realizado” manifiesta Daniela, quien se desempeña como docente hace cinco años.

Con miras al 2018, la docente expone que en Comodoro existen diversos muchos proyectos en los que se puede colaborar, solo hay que acercarse y ver qué espera la sociedad “Porque a veces uno no se da cuenta, pero hay tantos proyectos que se pueden realizar que está al alcance de uno y si podemos ayudar, obviamente lo vamos a hacer”.

Los alumnos de 5to año de la Escuela Nº 798, compraron la primera silla anfibia de la ciudad, gracias al proyecto solidario que emprendieron junto a Daniela González, docente de este espacio curricular.