El sol comienza su recorrido en la capital nacional del petróleo. Es temprano, su brillo se hace presente en la ventana, indicando que es momento de arrancar.
Este último tiempo la vida dio un giro inesperado y de pronto lo que ayer era abrazo, hoy es un saludo lejano. Todas las sonrisas están tapadas y las caras de preocupación se logran ver detrás del barbijo. En la ciudad algunos cumplen con sus trabajos, aquellos que lo tienen permitido o cumplen con funciones específicas como policías, enfermeros, cajeras de supermercados o la gente que recoge la basura. Ellos se adueñan de las calles. La policía pasa muy despacio con un altavoz indicando que nos mantengamos dentro, todos los medios informativos nos apuntan con el dedo, tenemos que quedarnos en casa, no salir, con eso es suficiente.
Los días nunca estuvieron tan lindos como en esta época del año, el sol abraza una ciudad vacía, calienta veredas y calles que nadie transita, algunos perros callejeros se animan a dormir donde antes no lo tenían permitido, total nadie los va a sacar. En la puerta de los comercios se empiezan a juntar montoncitos de hojas, el otoño está llegando pero no todos podrán disfrutar de sus hermosos colores.
En casa las actividades más variadas intentan matar el aburrimiento, se comienza por organizar la ropa y terminamos viendo fotos antiguas del álbum familiar. Libros, rompecabezas, música, películas, arreglos en casa, limpieza y cocinar mucho. Estas son solo algunas de las miles de actividades que buscamos hacer mientras esperamos que todo acabe. Nunca nadie se imaginó el desenlace que esta pandemia nos traería, tampoco nadie sabe a dónde nos llevará, lo cierto es que nada volverá a ser como antes. La vida, la ciudad cambió. Es probable que el invierno llegue y nos sorprenda aún en casa esperando. “Todo estará bien”.
Aprovechar este tiempo para replantearnos la vida no es una mala idea, ver cómo hacer de esta sociedad algo mejor, aportando lo necesario, desde nuestro lugar, aunque sea con un solo consejo a quien más lo necesite o quizás palabras de aliento. Aquel amor sabrá esperarte, los amigos siempre están, la familia hoy es un refugio indispensable, el tiempo con los hijos o con los padres es tan importante; aprovechar para mitigar viejos enojos y perdonar. Sonreír y mirar al cielo, pequeños placeres que están al alcance de la mano.
Desde LaHoja invitamos a que te quedes en casa el tiempo necesario, es la única forma de que este esfuerzo tenga sentido.
Por Diego Ezequiel Cárdenas.