Allá por la década de 1980, dos jóvenes entusiastas, con toda la energía y desafíos por cumplir, llegaban a Comodoro Rivadavia buscando hacer realidad un sueño.
Los doctores Graciela Hernández y Jorge Brugna, graduados de la carrera de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata llegaron a Comodoro Rivadavia con un proyecto desafiante e innovador: desarrollar el mejor servicio de diagnóstico por imágenes de toda la Patagonia.
Desde un principio, pensaron en la comunidad y sus necesidades. La idea era hacer algo que no existiese dentro del ámbito de la salud y que brindara una ventaja diferencial. En otras palabras, empezar de cero con un emprendimiento. Y de esta manera darían el puntapié inicial para comenzar la historia del Centro de Estudios Médicos Penta… acompañada por una gran pila de cartas.
Sus fundadores recorrieron la Patagonia durante varios años para dar a conocer la tecnología que traerían a la ciudad. Pese a que el proyecto parecía irrealizable debido a la inversión y logística que significaba en su momento, la tenacidad de los doctores se mantuvo firme. Por aquellos años, las computadoras y los teléfonos celulares estaban en una etapa de desarrollo incipiente, el medio de comunicación más efectivo era la correspondencia postal. Así, Graciela y Jorge escribieron cientos de cartas, personalizadas y dirigidas a cada médico y especialista de la región.
El trabajo fue más que laborioso ya que no tenían un sistema de reproducción que les permitiera generar un modelo y multiplicarlo, por lo que tuvieron que escribir cada una de las notas. Pero no solamente debían redactar, también las llevaban a su destino; ciudades más cercanas y lejanas como Trelew, Rawson, Puerto Madryn, Río Gallegos, entre otras. Lo que anunciaban no era ni más ni menos que la llegada del primer ‘tomógrafo computado’ a la región. Una noticia alentadora ya que la tecnología vinculada con el diagnóstico por imágenes no existía hasta ese momento en la zona. De ser necesario este tipo de estudios, los pacientes viajaban a Buenos Aires o a alguna otra localidad del país. Con esfuerzo, confianza y dedicación ese sueño se fue cumpliendo paso a paso.
Ya con la certeza de poder alcanzar una primera meta, luego del tomógrafo de la Patagonia, al que se denominó ‘el más austral del mundo’, Graciela y Jorge se propusieron ampliar el equipamiento y trajeron a Comodoro Rivadavia un resonador, un mamógrafo y un equipo de radiología digital. Desde ese momento hasta la actualidad, la inversión en tecnología, profesionales, colaboradores e infraestructura nunca se detuvo.
Más de 29 años después de ese comienzo, hoy en día Penta posee certificaciones de normas de calidad y presta los servicios de resonancia magnética, tomografía computada helicoidal, mamografía digital directa, radiología digital, densitometría, ecografía y eco-doppler. Además, cuenta con sedes en diferentes puntos de la ciudad y la región.
La historia del centro médico desde sus orígenes fue y es un trabajo cotidiano de innovación, confianza y de mejoramiento para la comunidad. En palabras de su directora, la Dra. Graciela Hernández: “nuestra ciudad y la región merecen un servicio de calidad; por eso trabajamos diariamente en la innovación, con la incorporación constante de nuevos servicios y nuevos equipos, apoyado esto en la capacitación permanente de nuestro staff y de nuestro Sistema de Gestión de la Calidad”.