Construida en 1938 con la tecnología de entonces, hoy es perfectamente posible reconstruir este hito de la vida comodorense con los recursos disponibles.
Es difícil imaginar en 2019 el paisaje costero de Comodoro Rivadavia de hace 80 años. Sólo la pasarela de Km5, declarada Bien Patrimonial de la Ciudad, nos ayuda en ese sentido. En 1938 se comenzó con la perforación de pozos de petróleo en el mar, aprovechando la gran amplitud de marea de nuestras costas y el suave declive del fondo marino para construir esta red de plataformas y pasarelas mientras duraba la marea baja. Así, las plataformas eran unidas por pasarelas, que también conectaban a la playa, siendo muy intenso el tránsito de personal y materiales. Pero no sólo el personal de la explotación petrolera utilizaba las pasarelas. Además de espacios de trabajo, fueron escenario de una rica actividad social: allí los amigos pescaban, las familias paseaban y las utilizaban para llegar a barrios cercanos para hacer visitas, y también allí se “noviaba”.
De a poco, esa red fue desapareciendo, ya sea desmontada y retirada de la costa como pasivos ambientales o por los propios embates del mar, el viento y la falta de mantenimiento. Sólo el pequeño tramo remanente en Km5 fue declarado patrimonio mediante Ordenanza Municipal N° 12.087/16. Pero ni aun así recibió atención. Se temía que en algún momento, con marejadas, tormentas o vientos fuertes, la pasarela no soportara más… Y sucedió: el 20 de septiembre último, la estructura colapsó parcialmente. El tramo cuyos puntales cedieron quedó parcialmente suspendido del tramo aún en pie. Pero la plataforma que ha quedado inclinada presenta ahora una mayor superficie para los embates de las olas, lo que aumenta el riesgo de colapso total.
Comodoro Rivadavia tiene más de cien años de industria metalmecánica, con desarrollos que permiten no sólo el crecimiento de la industria petrolera, sino que se han demostrado también suficientes para el crecimiento de otras industrias, como la construcción de aerogeneradores, astilleros y otras. Ya en 1938, con menos avances tecnológicos, construyeron esa pasarela, que ha durado más de 80 años. Con la experticia y la tecnología existente en la actualidad, volver a ponerla en pie no puede ser entonces una misión imposible. No podemos resignarnos a perder este hito singular de nuestro paisaje costero, un bien patrimonial de la ciudad, ese vestigio de la ciudad que supo ser Comodoro, un símbolo de la actividad petrolera afianzada en la ciudad y la región, una evocación del espacio de trabajo duro y sacrificado, pero también del escenario de una rica vida social.
Hoy, la maltrecha pasarela sigue en riesgo ante nuestros ojos. Poblada de cormoranes, biguaes, gaviotas, gaviotines y otras aves marinas, su mitad colapsada es un llamado a la acción inmediata. Un llamado que no puede desoírse.