Restauración de la Primera iglesia construída en Comodoro Rivadavia

Entrevistamos a la arquitecta y concejala Liliana Carnevale quien, siendo especialista y consultora en Patrimonio Urbano y Arquitectónico, estuvo a cargo de la restauración de la Iglesia Santa Lucía hace un par de años.

Restauración de la Primera Iglesia construída en Comodoro

Entrevistamos a la arquitecta y concejala Liliana Carnevale quien, siendo especialista y consultora en Patrimonio Urbano y Arquitectónico, estuvo a cargo de la restauración de la Iglesia Santa Lucía hace un par de años.

La parroquia Santa Lucía fue la primera iglesia en construirse en Comodoro Rivadavia. Fue declarada “parroquia” el 18 de febrero de 1936. Setenta y siete años más tarde, en marzo de 2013, fue declarada Patrimonio Histórico de nuestra ciudad, que simboliza el origen religioso con la primera formación católica que recibieron los primeros obreros de los campamentos petrolíferos de principios del siglo XX. En efecto, su nombre santoral corresponde al día en que se descubrió el petróleo.

El edificio tiene su origen en la década del ‘20 con un proyecto urbano que data de 1924. Según Liliana Canevale, arquitecta y concejala de nuestra ciudad, la obra llevó varias etapas de construcción y para 1927 fue concluida. Luego, se decidió edificar a su lado el Colegio Dean Funes; así ambas construcciones salesianas se inauguraron juntas en 1929. “Este hecho es histórico, porque implicó la llegada de la organización salesiana a la Patagonia y fue la primera iglesia católica en el territorio”, afirma la arquitecta, quien más tarde se encargó de reformar la iglesia.

Visitamos a la arquitecta Liliana Carnevale, quien fue la encargada de restaurar algunas partes de la iglesia Santa Lucía junto a su socia arquitecta Graciela Gali para evitar su deterioro por el paso del tiempo. Liliana nació en Pergamino, provincia de Buenos Aires, y está graduada de arquitectura de la ta de su sentido arraigo de pertenencia y amor a la región.

 

UN POCO DE HISTORIA

Comodoro Rivadavia, ciudad del viento y el oro negro, nació en 1907 con el descubrimiento del petróleo que desprendía de sus entrañas. Más tarde, el 16 de octubre de 1922, Enrique Carlos Alberto Mosconi fue nombrado Director General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) durante la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear, cuyo cargo como director ocuparía en un período de ocho años consecutivos defendiendo incansablemente la patria. Mosconi decía con firmeza: “entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera” en documentos que datan de la época, y con esa convicción actuó durante todos los años de su mandato. En medio de este contexto sociopolítico nacía la primera parroquia de nuestra ciudad, con Mosconi como principal impulsor de ella.

 

Inicialmente, la explotación de los primeros pozos petrolíferos definía el lugar de campamento de los obreros para asentarse provisoriamente con carpas muy rústicas. “Si el pozo daba muestra de ser productivo, entonces se localizaba otros pozos cercanos, y generaba más trabajo, y generaba mayor cantidad de asentamiento de carpas con estudios prospectivos y empíricos por ensayo y error. Después, esas carpas se convertían en construcciones precarias hechas de chapa y así se fue armando las características del barrio campamento que una historiadora como Susana Torres define como las ‹‹company towns››, es decir, una forma de organizar los campamentos de explotación minera y petrolera, que sucede en varias partes del mundo”, retrata Liliana.

“Las memorias de YPF son como boletines oficiales de todas las tareas que se hacían en el ‘campamento central’ de ese momento. Hubo todo un movimiento social con grupos de mujeres que motorizaron la construcción de la iglesia, pero también fue la voluntad política de parte de Mosconi de destinar fondos y personal para la construcción de la iglesia. A su vez, Liliana afirma que esta iniciativa tuvo mucho que ver con las características de la organización del campamento central, conocido actualmente como barrio Km3, ex YPF o también llamado barrio General Mosconi en honor al primer director de YPF, porque entretejió los inicios urbanos de nuestra ciudad que a posteriori permitió su crecimiento y reconfiguración social y cultural.

 

¿QUIÉN FUE EL GENERAL MOSCONI?

Enrique Carlos Alberto Mosconi fue un militar e ingeniero civil argentino graduado de la Universidad de Buenos Aires en 1903, también conocido principalmente por ser pionero en la exploración y explotación de petróleo en nuestro país en los años veinte del siglo pasado. Representó a un amplio sector del ejército que, en contraposición de las ideas de la elite civil, instaló un control nacional de las industrias estratégicas. Impulsó una política nacional que puso los recursos naturales al servicio del desarrollo económico, social, industrial, social y político de nuestra nación.

A medida que se formaba profesionalmente en la carrera universitaria de Ingeniería Civil, en 1899 Mosconi realizó estudios topográficos y estadísticos en los Andes, provincia de Mendoza. Al año siguiente, también intervino en los estudios previos del suelo patagónico con la implementación de una red ferroviaria en Neuquén. Años más tarde, una vez graduado, construyó una represa en el Lago Nahuel Huapi e instaló una válvula para regular y hacer navegables las aguas de los ríos Limay y Negro, provincia de Neuquén. Estas últimas dos obras son parte de su tesis doctoral.

 

A destacar, Mosconi también fue una figura fundamental para la construcción de la parroquia Santa Lucía. Liliana narra algunos detalles de cómo era la personalidad del General Mosconi: “él tenía la gran responsabilidad de organizar el trabajo productivo de los pozos, pero también la preocupación de mantener emocionalmente a flote a sus obreros a raíz de la soledad que generaba el aislamiento laboral lejos de sus familias a través de la planificación de los tiempos libres. Ya sea en lo que tuviera que ver con la educación, con el ocio, el entretenimiento, con el deporte y, por supuesto, con la religión. Mosconi era consciente de todo eso y de la gran cantidad de trabajadores que traía de todas partes del país y del extranjero. Así que de parte de él hay una responsabilidad muy grande en las decisiones que tomó al hacerse cargo, también, de la construcción de la iglesia”.

 

LA IGLESIA «ESTABA EN PELIGRO»

Cerca del 20013 “la iglesia estaba en peligro: comprobamos que el ala norte del crucero estaba totalmente colapsada con los pisos afectados, mientras que la otra ala presentaba algunas grietas en su interior. Había un peligro inminente de posible derrumbe”, expone la arquitecta. En efecto, «recurrimos a la gestión del obispado Juan José Scoto Diveta de esa época, y eso fue fundamental para accionar primero a nivel del obispado y después a nivel provincial». En consecuencia, se apuntaló y dejó de funcionar por un tiempo.

Los primeros estudios fueron de carácter geológico y de ingeniería de suelos. En respuesta, el sacerdote acató a esas intervenciones y las arquitectas fueron las intermediarias para contratar la intervención del Departamento de Geología de la universidad local UNPSJB, a cargo del geólogo Néstor Hirts. También, se contrató a una empresa particular que hizo el estudio de suelos.

«La iglesia está ubicada en uno de los faldeos del cerro Vitó, que está caracterizada por fallas geológicas en permanente movimiento» como consecuencia de su paisaje natural por la presencia de cañadones y valles que surcan la ciudad y «las últimas estribaciones de las mesetas hasta que llegan al mar también llamado cerros».

«A esto se le suma la complejización de los suelos de Comodoro, un tipo de tierra arcillosa potencialmente activa que, donde está ubicada la iglesia, es un sector muy alto. Esto quiere decir que, con la mínima presencia de humedad, el suelo se seca y se mueven sus placas tectónicas porque se contraen provocando patologías en todo lo que lleva a su paso. Por eso, tenemos los problemas que se conocen en el Chalet Huergo, en varias construcciones de zona norte de la ciudad y también del Cerro Chenque».

En consecuencia, se hizo de modo urgente un realce de las estructuras de la parroquia para acondicionarlas lo mejor posible. En ese momento, escaseaban especialistas que llevaran a cabo esta labor, teniendo en cuenta el grado de autenticidad de la iglesia y su valor histórico, paisajístico, ambiental, y su ubicación geográfica de la trama urbana, que reconfigura su alto grado de valor patrimonial local, provincial y nacional. Liliana afirma: «una restauración se justifica cuando tiene alto nivel de autenticidad».

Después del estudio geológico y de ingeniería civil, se decidió hacer la recomposición y restauración de las fundaciones de la iglesia, que conservan el mismo formato de las paredes, pero son más anchas y se colocan más abajo. Esta etapa previa fue muy necesaria para darse cuenta sobre las características del suelo patagónico y cómo proceder a la recomposición del edificio en su conjunto. «Lo que se hizo fue hincar un entretejido de pilotines finitos por debajo de todas las bases del perímetro total de la caja muraria de la iglesia» como parte del proyecto de ingeniería estructural.

Para ese entonces, el obispado no puede hacerse cargo económicamente y el Gobierno de la provincia de Chubut decide intervenir en la obra de acondicionamiento estructural. De esa forma, la unidad ejecutora de obras del Gobierno de Chubut contrata al especialista Sr. Ingeniero Maqui, quien propone una solución muy acertada y poco invasiva: «hincar los pilotines cruzados por debajo de las fundaciones (que siguen en el mismo recorrido de las paredes) y dejarlos asomados al nivel de la tierra con el fin de sostener las paredes que pasan por el medio. Después, se cortaron los pilotines y se cambiaron los pisos y toda su estructura interna por debajo del piso. Es decir, fueron encadenados que se encargaron de sostener todo el edificio desde adentro», relata Liliana.

 

OTROS PROBLEMAS Y REFORMAS ARQUITECTÓNICAS DE LA PARROQUIA

Las reformas de la iglesia comprendieron un proceso muy largo: tuvo su origen en 2002 con los estudios de investigación previos al proyecto de remodelación que inició en 2005, y la última etapa de restauración inició en 2010. Finalmente, culminó en febrero de 2015 ante la falta de fondos.

Si bien la mayoría de sus elementos arquitectónicos permanecen auténticos, la parroquia Santa Lucía manifestó algunas modificaciones en su diseño arquitectónico interno y su imagen urbana externa a raíz del deterioro por el paso del tiempo y los cambios socioculturales que fueron aconteciendo con los años. La primera reforma fue con el altar.

Con el transcurrir de los años la liturgia de las iglesias cambió y, en efecto, significó la primera modificación al altar de la parroquia. “Antes, los sacerdotes llevaban adelante las misas de espaldas a su público. Ahora, las dan enfrentados a su auditorio. En ese momento, inicios de los años 2000, mi socia Gabriela y yo nos encontramos en medio de la intervención de la iglesia y tomamos la decisión de hacer esta primera reforma. Esto fue posible gracias a la intervención de los vecinos del barrio, porque nosotras pudimos conocer los problemas de la iglesia, que también estaba en un estado calamitoso”.

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En consecuencia, las arquitectas intervinieron cortando un sector de la iglesia, que no modificó en absoluto sus funciones eclesiásticas. Así, se generó una separación entre el altar y el auditorio para permitir la ubicación de las sillas de acólitos y demás acompañantes del sacerdote; y adelante se desarrolló el trabajo de un altar moderno de líneas muy simples junto a un ambón también moderno en mármol de Carrara importado de Italia haciendo juego con el altar.

“Durante la investigación encontré un croquis de los sacerdotes Pérez y Luna, que formaron parte de la congregación de residentes en Comodoro de la época. Si bien es un croquis sencillo de un dibujo a mano alzada, que no tiene gran complejidad, pero quiero que esto se recuerde porque la fachada definitiva de la iglesia tiene mucho que ver con esto”.

Durante el primer gobierno argentino de Carlos Saúl Menem (1989-1922), el panorama sociopolítico del país tuvo un cambio crucial: YPF fue privatizado en manos de la empresa española Repsol mediante el decreto N.º 2778/90, que sentó las bases para su venta y su transformación interna hacia una sociedad anónima. En medio de esta oleada política, hubo despidos masivos, explotación desmedida y una escasa inversión en exploración minera. Así, también, una gran de cantidad de su documentación fue separada, otra parte trasladada a Buenos Aires y otra se dio por perdida. Fue en medio de esta disputa, que Liliana y su socia Gabriela tuvieron la suerte de poder acceder todavía a los archivos de YPF, ya sea de naturaleza escrita como los planos originales de la iglesia.

Además, Liliana remarca que “cada vez que uno va a intervenir sobre un patrimonio es absolutamente necesario investigar de antemano el lugar”. Por eso, en los años noventa “yo tuve la fortuna de ubicar a una cooperativa de servicios topográficos, que se formó después de privatización de YPF y que, de hecho, se había convertido en la protectora de los archivos de plano. En ese lugar había miles de planos arrollados en papel vegetal. Esta cooperativa estaba dirigida por el Sr. Carlos Díaz y fue a través de él que pude acceder a los planos originales de la iglesia Santa Lucía. Aunque eran cuatro planos muy sencillos, estos planos permitieron tomar decisiones muy importantes”, describe la arquitecta.

“Una de las condiciones para definir qué grado de intervención se va a hacer en un bien patrimonial consiste en poder detectar, analizar y determinar el grado de autenticidad que tiene el bien”. Así lo explica Liliana al referirse a un valor muy importante a la hora de mantener la fachada de la iglesia y por eso hace referencia al dibujo original, que tiene un sello de los autores con la descripción: ‹‹Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Comodoro Rivadavia, agosto de 1924››, cuyo plano tuvo su origen en el Departamento Técnico, División Estudios y Proyectos de YPF. “Por eso, el trabajo preliminar del proyecto sabemos que empezó aproximadamente en esta época y para 1927 ya estaba la construcción concluida, pero se inaugura en 1929”.

Siguiendo la misma línea de autenticidad, hay muchas fotos antiguas que muestran la fachada de la iglesia y, más adelante, fotos de la construcción del Colegio Dean Funes con la iglesia ya concluida y sus ladrillos a la vista en toda su caja muraría. Incluso se la puede encontrar en uso, también con ladrillos a la vista. Por eso, “cuando empezamos a intervenir en la iglesia, muchos vecinos decían que originalmente tenía ladrillos a la vista, por eso el revoque que tenía había que quitárselo. Es por eso que la iglesia actualmente conserva este nivel de terminación, que es muy parecido al que tenía en su origen, y que pudimos reconstituirlo con mi arquitecta socia Graciela Gali, que también ella era vecina del barrio”.

«Hay diferentes formas de intervenir un bien patrimonial: los reciclajes; la refuncionalización sin alteración del bien; la restauración como intervención máxima basada en el grado de autenticidad del bien y sus posibles intervenciones en el tiempo». Por ejemplo, este último sucedió con las reformas que se hicieron en la iglesia. Otro de los cambios fue la eliminación de una cuarto del lado externo de la parroquia, porque no tenía valor funcional con el resto de la construcción y distorsionaba la unidad. Más tarde, en su lugar, se construyó otro edificio contiguo a la iglesia, que tiene que ver con la sacristía y espacios anexos que hacen a su funcionamiento parroquial.

«Antes las aberturas de los edificios se construían con pinotea, un tipo de madera que se conseguía en el extranjero y que hoy está en extinción. Tanto las aberturas como el cielo raso de la iglesia estaban construidas con pinotea en varias capas de pintura. Lo que nosotros hicimos es quitar toda esa pintura y la fachada volvió a una originalidad muy impactante».

Se hicieron refuerzos en las vigas de madera del entretecho de la iglesia para asegurar las instalaciones y evitar futuras revocaciones. También, se restauraron las chapas de los techos originales de Inglaterra. Se acondicionaron las vigas de maderas, se pintaron en color blanco, se agregaron algunos cerrajes de seguridad pintados en otro color. Todo esto quedó registrado en los planos de restauración idílica.

Entre otras reformas, se eliminaron todas las fuentes de agua del edificio parroquial, como el cuarto del servicio sanitario que tenía originalmente para evitar la circulación de agua en su interior. Esto se decidió en consecuencia de la presencia de averías de la iglesia, las fallas arquitectónicas que hay de los distintos cerros circundantes a la iglesia, que arrojaron los estudios geológicos previos a las refacciones y reformas. Asimismo, se aisló la iglesia del agua cercana al edificio y se eliminó toda fuente de agua de su interior.

El edificio construido más tarde y contiguo a la iglesia nada tiene que ver con ella y con el colegio Dean Funes, pero «ha servido de contendor y ha protegido una parte de la iglesia de posibles daños». Después, «lo que hicimos del otro lado es generar una especie de plazoleta seca con un diseño de piso en diálogo con los materiales de la zona y aseguraba las filtraciones de agua hasta cierta altura».

ARQUITECTURA DE LA IGLESIA

No pertenece a un estilo definido. Tiene algunos elementos neogóticos en los arcos apuntados, pero en realidad es muy ecléctica su conformación. Presenta elementos neogóticos que la caracterizan. Es austera, modesta, sencilla y muy agradable en sus proporciones. Por otro lado, la ornamentación sencilla de la iglesia en un lugar como la Patagonia, en cuya época resultaba difícil trasladar los materiales, de alguna forma acentúa y mantiene su sencillez, calidez y austeridad tan característica de los inicios de Comodoro.

La estructura y diseño de la iglesia vista en plano aéreo, conserva una cruz latina con buenas proporciones internas. “Tiene una proporción semicircular, un crucero adelante con un ala norte y un ala sur, además del atrio interior flanqueado por dos construcciones aledañas. Si miramos de frente, el confesionario está a la derecha y la torre de la iglesia se ubica a la izquierda. Todo esto quiere decir que la fachada de la iglesia es simétrica, pero después se rompe la simetría con la torre de la iglesia», explica Liliana y subraya que esta propuesta concuerda con el croquis de los sacerdotes, porque se la tuvo en cuenta para mantener la fachada austera y confortable de la parroquia.

“La construcción de la primera iglesia de Comodoro estuvo a cargo de YPF, tanto la provisión de materiales como el proyecto de obra, pero la provisión de los bienes muebles que integraron, lo que fue el equipamiento de la iglesia, su decoración, los artefactos de iluminación, el altar, el ambón, los bancos de la iglesia, la pila bautismal, el confesionario. Es decir, todos los elementos que forman parte del interior de la iglesia y permiten su funcionamiento fueron donaciones de la población local y, también, de Buenos Aires”, menciona Carnevale.

Entre los elementos importantes de estos bienes muebles está el altar. Este se caracteriza por ser de mármol de Carrara originario de Italia, que fue parte de un conjunto de cinco altares que se distribuyeron en distintos lugares del país. Bien lo dice Liliana, “el altar es una edición limitada y es precioso”.

Según la concejala, la iglesia está protegida por varias declaraciones: 1) el barrio General Mosconi en conjunto con los barrios de Km 5, Km 8, Astra y Diadema, fueron declarados de Valor Histórico y Cultural para nuestra ciudad; 2) la iglesia fue declarada oficialmente como bien patrimonial bajo una ordenanza y resolución, que datan del 2009, pero que se hace efectiva recién en 2013.

En Comodoro tenemos dos bienes de carácter histórico declarados a nivel nacional: el Liceo Militar Roca, como una de las fundaciones que surgió bajo el marco de «las escuelas de Evita Perón» a mediados del siglo XX y, por otro lado, el Chalet Huergo. “Después, en una menor categoría, se encuentra la exEstación de ferrocarriles y el Ceptur de Km 3 de la ciudad”, concluye Liliana en medio de una cantidad de documentación, planos y croquis de los inicios y reformas de la iglesia que muy amablemente expuso y dio a conocer a LaHoja. Un viaje, muchas historias que, una a una, entretejen los espacios y rincones comodorenses.

 

Valeria Adriana Gómez