Está anocheciendo y el degradado del cielo descansa sobre los contornos de los cerros bajos que rodean a Diadema Argentina, uno de los barrios más alejados del centro de la ciudad. Lo primero que vemos al ingresar al pintoresco lugar –también conocido como Estación Km 27 por la antigua parada ferroviaria– es la iglesia Santa Bárbara, verdadera obra maestra. Iluminada por sus faroles, sobresale entre todo lo demás, haciéndose cada vez más eminente a medida que nos acercamos.
Entre las atracciones dignas de verse en Diadema se encuentran el Cine Teatro, el Convento San José y el ex-edificio Usina. Pero, sin duda, la iglesia Santa Bárbara se lleva todas las miradas. Fue inaugurada el 17 de junio de 1945 y está dedicada a la patrona de los mineros y los astilleros.
Lo distintivo del barrio es sin duda la estética. Las primeras viviendas de material se construyeron en la década de 1930, y se conservan intactas. Grandes jardines, ladrillos blancos, los techos de chapa metálica y chapa de fibrocemento son las características esenciales del lugar. Esta tipología arquitectónica viene de la influencia anglo-holandesa, debida a la empresa petrolera que dio origen al barrio, Shell. La iglesia, además de poseer estos rasgos, exhibe otras particularidades que la hacen única.
La gama de colores con la que está pintada, desde el ocre hasta los tonos tierra, alude al otoño. Su estética es acorde a la del resto del barrio, en base a las piedras con las que se fueron construyendo las casas. Después de tanto tiempo, la iglesia conserva en sus paredes estas piedras y otros elementos típicos de la arquitectura religiosa que predominaron en el período neocolonial de los primeros años del siglo XX.
Si nos situamos frente a la iglesia, es inevitable levantar la mirada para percibir la cúspide donde se encuentra la histórica campana, bendecida en 1946. Asimismo, en su interior cuenta con piezas únicas. Por ejemplo, un confesonario de madera de cedro artesanal, tallado en los talleres del Colegio Salesiano Deán Funes en 1947, y un órgano traído directamente de Europa, según figura en la ficha de inventario de la Comisión Evaluadora del Patrimonio Histórico, Cultural y Natural.
Por su parte, el techo original era de cartón prensado tratado, que después de veintiún años fue reemplazado por uno de chapa de zinc, más resistente. La colocación del nuevo techo fue producto del trabajo comunitario de los vecinos. Según el libro Diadema. Historia urbana y herencia cultural, publicado el año pasado, se organizó una rifa para costear la obra. Manuel Fortes, un dibujante que trabajaba en la Shell, fue quien se ocupó de promocionarla, a partir de un cartel confeccionado por él mismo. Finalmente, el techo se construyó con lo obtenido en la rifa. Con lo que sobró se compraron chapas de aluminio que fueron colocadas por personal de la compañía.
Dedicación comunitaria
Es destacable el rol social y cultural –además del religioso– que cumple la iglesia Santa Bárbara, con su presencia y acompañamiento en diferentes actividades. Entre ellas figura el evento Otoño en Diadema, comenzado a principios de la década del ’90, luego interrumpido y retomado nuevamente en el 2000. En esta actividad participaban distintos coros, tanto de Comodoro Rivadavia como de Rada Tilly y Caleta Olivia. También había fogones de los scouts, guitarreadas y bailes.
Por estos motivos, quienes viven en Diadema muchas veces han elegido una imagen de la iglesia para la invitación a diferentes eventos culturales, porque consideran que esta construcción los identifica.
El templo fue declarado Bien de Valor Patrimonial de Comodoro Rivadavia, considerando que representa y crea un fuerte sentido de pertenencia, tanto a los vecinos del barrio como a toda la población de la ciudad.
Por Marina Águila
Fuentes:
–Bienes de valor patrimonial, Municipalidad de Comodoro Rivadavia.
–Diadema. Historia urbana y herencia cultural (2018). Graciela Ciselli y Marcelo Hernández.