La belleza de la topografía de la ciudad, la proximidad al mar y sus playas, las historicidades de sus barrios con un valioso patrimonio industrial petrolero constituyen las fortalezas turísticas de Comodoro Rivadavia. Las tres escalas en que puede darse a conocer el patrimonio industrial como recurso turístico son a partir de la categoría itinerario cultural. Un recorrido por los campamentos petroleros y, a nivel microterritorial, a partir del circuito por cada uno de los campamentos petroleros hoy barrios declarados como patrimonio cultural de la ciudad. En este sentido, han aparecido iniciativas como “turistas por un día” destinados a los propios comodorenses y a visitantes que quieren conocer las marcas identitarias dejadas por quienes pasaron por la historia de este complejo urbano.
La costa comodorense tiene matices según el lugar elegido para ir. La costanera, aunque cubierta de piedras bola, está muy bien preparada para los visitantes o para quienes deseen tomar sol en un lugar cercano al centro de la ciudad. Otros lugares son Rocas Coloradas o Quinta Rossi, ubicados más al norte, ideales para ir a pescar, caminar por la playa e incluso para acampar. Pero muchos preferimos las arenas suaves de la playa radatillense. La inmensidad de esos 4 kilómetros que recorren la costa del balneario, la amplitud de mareas y la escasa profundidad del mar, que hace un siglo le jugó una mala pasada a la ciudad para ser elegida como puerto, hoy es su mayor virtud. Allí niños, jóvenes y no tan jóvenes pueden jugar, correr, armar castillos de arena, andar en bicicleta o aprender a hacerlo; escalar los cerros que bordean la ciudad.
Por Graciela Ciselli en el libro “Comodoro ciudad de oro”